El ayuno es parte del ritmo natural de la naturaleza.
El oso polar no está ayunando voluntariamente, pero los humanos tampoco lo hicimos hasta tiempos recientes. Él come cuando la naturaleza le proporciona comida. La abundancia de alimentos para los humanos es la consecuencia de la industrialización y del capitalismo.
Los osos polares pasan el invierno y la primavera en busca de alimentos y aumentan sus reservas de grasa. En verano, el hielo se derrite y los animales tienen que regresar al continente donde encuentran poca comida. En ese momento, viven de sus reservas. El ayuno del oso polar dura hasta el final del otoño, cuando pueden regresar al hielo y buscar comida (especialmente focas). El ayuno es parte del ritmo natural de la vida del oso polar y muchos otros mamíferos.
Ejemplos como el oso polar nos muestran que un organismo es mucho más propenso a lidiar con la falta de alimentos que con la abundancia de los mismos. El abandono temporal de alimentos es genéticamente intencionado. Muchas enfermedades de los seres humanos son creadas por los alimentos en abundancia y la nutrición inadecuada con “alimentos” procesados y cargadas de azúcares.
Desafortunadamente, el tiempo sin comida del oso polar se ve prolongado por el cambio climático. El hielo es vital para su búsqueda de provisiones después del ayuno. Por lo tanto, el oso polar pertenece a una especie amenazada.
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